Te miento si te digo que no llevas días rondando en mi cabeza, que tus canciones de media noche no me mantienen despierta, que tu voz no me hace sentir alegre, y que cuando contigo hablo mi cuerpo pide un descanso que mi mente le rechaza, aunque este no le entienda.
Estaría omitiendo un pequeño detalle; si no admito que tengo miedo: que el cielo se vuelva negro y no comprender esto. Ya sabrás que mentirte no puedo, y temo; sinceramente temo de no apreciarte como debería, que dentro de unos meses todo se vuelva mentira y rutina. La pregunta que más me agobia es cómo podríamos sobrevivir tu y yo con la monotonía, y la verdad, es que no podrías ni yo lo haría.
Sin embargo, aunque las dudas me llenen, y siempre me mantenga entre los límites prudentes de no decir lo que no debo, y no admitir algo que probablemente quiero, voy a dejar que tus dedos me cuenten lo que sea que yo me mantendré atenta, y que aunque los kilómetros nos separen yo seguiré pensando en ti más de la cuenta.
0 comentarios:
Publicar un comentario