lunes, 7 de mayo de 2012

Antes... Ahora


I'm so much better when you're around
Me enamore de él antes de saber lo que amor significaba, era mi amigo; mi mejor amigo. Por esa época donde los niños y niñas suelen tenerse asco y en vez de estar juntos se huyen; ellos se sentaron a hablar: siempre hablando, soñando, esperando…

Eran los últimos que buscaban en el colegio, esperar a sus papás se hizo cosa de los dos,  y por eso que pasa y que no se planea, desde entonces fueron amigos. Entre esos años de colegio se convirtieron en novios, incluso hicieron planes absurdos de estar juntos quien sabe hasta cuándo, para después confesarlo a sus padres. Fue mi novio si quiera antes de entender que significaba ser la “novia” de alguien.

Se separaron antes de comprender que era ser novios, y que ser novios les había quitado ser amigos. El se volvió músico, ella más tímida. Las cosas no cambiaron mucho, igual siguieron siendo inseparables.

Ellos dos y dos amigos: la mejor amiga de ella, el mejor amigo de él. Cuantas tonterías hicieron  esos cuatro por los jardines del colegio; tareas, almuerzos en casa de uno y de otro, tardes en un cuarto riendo, miles de  sobrenombres graciosos y crueles. Y en las fiestas del colegio… A él lo llamaban los más grandes, y ella; ella lo  esperaba a que volviera. Por esos días entendí que “esperar” por alguien, no solo era esperar a que mi papá fuese a buscarme al colegio.

En esos meses ella moría por él; él al parecer ya no la miraba. Pero resulto que si, la seguía mirando como siempre. Ellos iban a “volver”, como siempre jugando a ser adultos. Pero… ¡¿Cómo volver con tu mejor amigo?! Quesos, casas, cosas… Peros, paras, porqués: No puedes volver a alguien que siempre ha estado ahí, o algo así le dijo él a ella. Por esos días entendí lo que era un desengaño y una traición, de esas que pasaban en las novelas, y yo tan teatral como puede ser una niña pensé que se había acabado el mundo.
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Conforme pasaron los años, aprendí realmente las implicaciones de enamorarse, lo que era tener novio, y por último, un verdadero desengaño y una traición, de esas bien grandes. Me di cuenta que mi mundo no se había acabado por el niño de cabello marrón y ojos brillantes, y tampoco por los que siguieron después.

Sin embargo, lo único constante seguía siendo el niño de rulos, cabello marrón y ojos brillantes, que mas tarde ya no era un niño, sino un hombre con pinta de bohemio, con una guitarra en mano, y en vez de ojos brillantes, ojos curiosos.

Hoy cansada de tratar de entender que es lo que pasa con nosotros, le quite el adjetivo amigo e igual le quite el  de novio, porque ninguno coincidía. Me cansé de tratar de entender o de buscar un día en el que “converja lo nuestro” en palabras de Alejandro Sanz, y me propuse a amar la trama y no el desenlace como dice Drexler…

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