sábado, 23 de abril de 2011

Carta N° 1 Ansío locamente el momento de encontrarnos



Hola, que tal, ¿como estas? Deberías saber que sueño todas las noches contigo, perdona si te asusta, nunca es mi intención espantarte. Sí, lo sé; tú sólo sueñas conmigo, y no me asusta en lo más mínimo. Jamás nos hemos visto, pero me conoces tan bien; nunca te he tocado, pero sé exactamente que necesitas pronto mi abrazo. Que en la memoria de mi teléfono no está tu número, y tú no sabes de la suavidad de mi piel, o de lo marrones de mis ojos. Nunca hemos juntado nuestros labios, pero si es tan perfecto como en nuestros sueños, no hace falta si quiera poner en duda esto.

Y de tu altura, el color de tus ojos; que algunas veces son marrones, otras negros y en ocasiones azules, no sé nada, desconozco si estás en China, o quizás aquí mi lado. Pero te conozco; me conoces, tu necesidad de libertad es casi tan grande como la mía, y sé que tus ojos miran a los lejos pensando que yo existo.

En algún momento esbozarás cómo crees que luzco, y deberé perdonarte cuando confundas a otras conmigo, solo por tratar de encontrarme. De igual modo, tendré que disculparme por soltar lágrimas por aquellos que no las merecen tanto como tú, y por haberte mirado en los ojos de otro. De uno u otro modo, sé que el pasado no será problema, y cualquier protesta de terceros estará demás cuando nos encontremos.

Por ahora, amor, sólo ansío locamente el momento de encontrarnos.

0 comentarios:

Publicar un comentario